Debat3el Historia de amor con un alfiler

  1. Núria Iglesias Rodríguez says:

    Querida Úrsula,

    Me conmociona el objeto en que tu texto procesual acontece. Qué gesto tan bello e inquietante, como un compendio de ideas carnales que observamos y nos observan. Voy a ser ridícula, errática, un peine de una sola púa, una espina, un alfiler rojo de vergüenza abriendo un agujero que desborde nuestros cuerpos, explotando en regeneración ecoacadémica. Voy a hacer un procesamiento igual y distinto a ti: mi TOC pide 500 palabras, entre ellas metal frío y todas las escenas, huellas indelebles que en tu cuerpo amanecen. Ay, a ver cómo aparece la síntesis (esto es un chiste como el del inglés con dolor de cabeza). Somos la imagen que se presenta, un enjambre de derivas condensado en un objeto sonoro. Tal vez es sonoro porque resuena en todos los diafragmas de lectores paseantes que adormecen como en una especie de ensoñación o mareo reconstituyente. Lo bailaré aun con mi cuerpo estando ensillado la mayor parte del grado (similarmente como el tuyo). Te voy a decir X, y aunque X sea X para mí, tal vez tú sientas que es A. [Aun la diferencia convencional, la impresión va a estar igual]. Aquí nuestro queridísimo fracaso, enfrascado en afectos que anulan su valor de uso. Yo quiero ir a tu encuentro y te alcanzo la mano con despiadada dulzura (bueno, si me lo permites y estamos a la escucha; si no, no sería dulzura, sería dictadura). Este es mi lenguaje desbordante, a lo Amanda Baggs sin estar a ninguna altura; tal vez en una terraza con banderillas de pepinillos y aceitunas. Lo tuyo es como tirar una piedra al río y generar círculos y círculos hasta los confines de la orilla y más allá. Los afectos son múltiples, tan múltiples que si los pretendo cuantificar, solo se me ocurre inventarme una palabra: transnutrición. Ahora la frecuencia topando la orilla se convierte en un pájaro sobrevolando un rayo. ¿Qué valor? El del objeto, imagen en que se convierte el texto, con su historia de producción mostrándose al mismo tiempo, sin uso, con ton y son. Todo aparece apretadito en un patrón donde nuestros cuerpos deshechos en palabras no caben: cultura, falogocentrismo, academicismo, ay, bueno, vamos a ver qué valor da eso. Nuestro lenguaje es éste, y más allá de la habitación de donde hemos sacado al mundo, como sería entre los dos cristales de mi oficina donde me paso las mañanas contabilizando lágrimas sin ningún valor de cambio, el texto para dentro de quien lee y quien es leído por el texto es nuestra prótesis intersubjetiva, nuestra forma de incorporar al intérprete de objetos maquinales en que las palabras se convierten (Simondon con limón), es también esa palabra que describe la orfandad occidental ocasionada por la división excluyente, es nuestra forma de subvertir las lógicas patronales, es nuestro IXIPTLAH. Sin más ni menos, a tu estilo, reiteración de gestos incalculables, imagen cardíaca en mi retina, querida compañera, por mi parte, por ahora (hasta el domingo en nuestra reunión matinal), “no hay nada más que hablar” (excepto en el documento de Drive si te apetece) y te espero, mientras tanto, “mascando chiclé”.

    ¡Un abrazo despiadado!

    De tu compañera, ahora Salamandra Maculata, porqué nos da la gana.

  2. Úrsula Bischofberger Valdes says:

    Querida Nuria,

    Me acompañas otra vez, no me siento sola. Me acompañas por valiente y generosa. Y te dices ridícula, errática, un peine de una sola púa, una espina, un alfiler rojo de vergüenza abriendo un agujero que desborde nuestros cuerpos, explotando en regeneración ecoacadémica. No me siento tan sola siendo ridícula y errática. Pero personalmente soy tan tonta que dejo de ser peine al perder la última púa que tenía.

    Creo que las dos nos estamos salvando a través del arte, eso nos une, me parece…Y lo dejo aquí escrito, con tu post y el mío, para que quede constancia de lo que hacemos algunas personas fuera del mundo como mercancía, tú con tus lágrimas, yo como las mías.

    Y quiero practicar eso que está, también, tan desprestigiado, que se llama “autoelogio”. ¡Somos valientes! ¡Nos mostramos (casi) sin reparos! ¡Estamos decididas a llegar a lo más hondo! ¡Somos Ifigenia, y haremos lo que sea para que los vientos nos sean favorables a todos! Y, sobre todo, el elogio más grande para mí: cuando, en el equipo que formamos, me asimilo a ti como artista con una trayectoria y una dedicación previa más sólida al arte,  y me digo: ¡No estoy sola! ¡Somos artistas! ¡Un gran abrazo!

  3. Úrsula Bischofberger Valdes says:

    De verdad, Nuria, quiero gritar a los cuatro vientos lo a gustísimo que estoy trabajando contigo. ¡Muchísimas gracias! Para mí, está siendo una experiencia reparadora a título personal -además de que el trabajo que estamos haciendo me está interesando enormemente.